lunes, 1 de septiembre de 2014

NO ES SOLAMENTE HUEVOS

En el Perú, con una democracia tan encanallada, para hacer política, como diria el congresista bambamarquino Jorge Rimarachín, hay que tener runtus, es decir huevos; huevos, hubiera agregado mi abuelo, pero bien rayados...

Comparto ambas expresiones, empleadas popularmente como sinónimos de coraje y valentía, como la que tuvieron los apristas germinales de 1932 en la revolución popular de Trujillo, comandados por el legendario Búfalo Barreto a los que mi padre admiraba; o como la que demostró el pueblo arequipeño en su levantamiento de 1950, en los años de la dictadura odriista.

Pero en política, sean cuales sean las circunstancias, hay que poseer otras virtudes. Por ejemplo, los chinos, en sus años de gloria socialista, hablaban de que se debía manejar bien el microscopio y el telescopio. El primero, nos permitía examinar minuciosamente la coyuntura; y el segundo, tener en claro las perspectivas del movimiento social, el futuro, el largo plazo.

En este último plano, Mariátegui nos hubiera hablado del socialismo, Basadre de la promesa de la vida peruana, como desde el mundo andino se habla hoy del buen vivir en oposición a las coordenadas neoliberales del presente que constriñen el accionar el hombre al consumismo y a la explotación irracional de la naturaleza.

No pasemos por alto que desde las luchas actuales se puede abrir el paso al porvenir siempre y cuando el movimiento tenga una adecuada conducción política y programática. En una reciente cita de sindicalistas y políticos en Méjico, el maestro Pablo Gonzáles Casanova, ex rector de la Universidad Nacional de Méjico ha dicho que no basta organizarse para pelear por "el salario y la ropa de trabajo" porque hay que entrar a la discusión sobre política y economía.

Desde esta óptica tenemos que aceptar que no fue obra de la casualidad que en los años 20, lo primero que hizo Mariátegui al arribar de Europa fue exponer a los trabajadores - en la Universidad Popular Gonzáles Prada- las características y alcances de la crisis del capitalismo mundial y sus repercusiones en el movimiento obrero y popular, como también lo que en ese tiempo era el presente y el futuro del socialismo. Para luego, ya incorporado al quehacer político local, librar una dura lucha contra el economicismo - la pelea exclusiva por el salario y la ropa de trabajo a la que se refiere Gonzáles Casanova- a la que calificaría de "sanchopancismo".

No es que Mariátegui despreciara la lucha económica - fue el impulsor de la construcción de la CGTP- lo que él negaba era el encapsulamiento de los trabajadores en esa pelea; buscando incorporarlos a la lucha política, revolucionaria, para la cual incluso fundó el partido, herramienta clave, fundamental, en esa transición de la lucha económica a la política; o si se quiere en la formación de una conciencia política que le de a los trabajadores además de una moral de combate, una perspectiva independiente, un camino propio, cualitativamente diferente a los propuestos por las diferentes organizaciones políticas burguesas, que en la presente coyuntura, por ejemplo, juegan a la oposición, pero en los marcos siempre del actual sistema y del modelo económico capitalista al que el humalismo le está construyendo un nuevo piso.

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