viernes, 9 de mayo de 2014

SORPRESAS TE DA LA VIDA

Si la señora Nanide pensó que con sus declaraciones a la revista "Cosas" estaba otorgando algo así como la entrevista del año o de la década - dada sus proyecciones- los hechos han demostrado que el tiro realmente le salió por la culata, tanto por las consecuencias adversas para su imagen, bastante venida a menos en los últimos tiempos, como por acrecentar el descrédito de su esposo bastante caricaturizado en lo que a su personalidad se refiere.

A lo largo de la semana los opinólogos de todos los sectores - salvo los oficialistas- han hecho trizas a la primeda dama. Las críticas son de diversos calibre: apuntan a lo que consideran un marcado arribismo, como también a lo mal que deja a su cónyuge -reducido literalmente al papel de "cosito"- sin obviarse el tema de la libertad de prensa por las maniobras mil que la señora hizo para impedir que sus declaraciones aparecieran en blanco y negro-

El tiro de gracia se lo ha dado su suegro, el patriarca de los Humala, a quien las palabras de doña Nadine no solamente le saben a chicharrón de sebo, sino que además le han movido los conchos de los recuerdos de los sucesos de Locumba, en octubre del 2000, que catapultaron al hoy presidente de la república a la primera plana de los diarios del mundo, en plena dictadura fujimontesinista.

Don Isaac Humala, en las declaraciones que brinda al semanario de Hildebrandt (viernes 9 de mayo de 2014, p.3) no deja piedra sobre piedra de las pretensiones de doña Nadine - en "Cosas"- de aparecer como factor determinante del levantamiento de Locumba."A ella se le vio tratando de ubicar a su esposo para saber si estaba vivo o muerto" y punto. Algo más, el patriarca afirma que la señora no podía alentar a su hijo Ollanta - como sostiene la primera dama- "porque es una antimilitarista", inclinándose más bien por considerar que ella jugó un papel negativo en el ánimo del hoy primer mandatario.

"El poder la ha emborrachado y la ha enfermado. Es una mitomaniaca. Hay arribismo en ella", sostiene don Isac.

La cereza de la torta, sin embargo, está en la revelación, por parte del patriarca, del papel protagónico de Antauro - no de Ollanta- Humala en el levantamiento militar. "Fue Antauro y no Ollanta el principal operador del levantamiento" manifiesta don Isaac, para quien también fue su hijo, hoy encarcelado, el autor del llamado "Manifiesto a la Nación" leído por el comandante. ¿Por qué lo leyó Ollanta? La respuesta es precisa: en su calidad de comandante en actividad era el único oficial con mando real, Antauro había sido dado de baja con anterioridad.

Algo más. El semanario recoge las palabras de Antauro sobre el los hechos de Locumba, registradas en el libro Conversaciones con Humala. ¿Qué dice sobre el rol de su hermano Ollanta? Pues nada más y nada menos que el hoy presidente arrugó, porque desde el segundo día de los acontecimientos "ya estaba refugiado en la Catedral de Moquegua, para después trasladarse a Tacna, en donde se escondió en la casa de una pariente para ver la rebelión por TV"...

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