lunes, 24 de febrero de 2014

¡DESPUÉS DE ESTA NO HAY OTRA!

 Foto de Fanny Mosquera M.
I

¡Después de esta no hay otra! decían los mayores a la hora de los jaranones limeños. Como muchos saben nací un 5 de febrero, pero este año a diferencia de otros, ese día anduve entre sueros, anestesias, bisturís, tensiones, etcétera, en tanto que fui intervenido quirúrgicamente en el servicio de Urología del Hospital Rebagliatti. Pero cumpleaños es cumpleaños, aquí y en la Cochinchina: no habían pasado ni 24 horas de la intervención cuando una hermosa torta llegó hasta mi lecho de recién operado en medio de los aplausos, cánticos, sonrisas y complicidades del servicio. Mi hermana Fanny, pilas como siempre, había sido la autora de la peculiar celebración, que todos lo tomamos como parte de la recuperación...¡Gracias a todos, a Fanny, a Elbita, a las enfermeras y técnicos del servicio!

II 
  
Estoy abrumado por las muestras de cariño y aprecio. Los mensajes vienen desde todo el Perú y el extranjero: Wilfredo Ardito desde España, Luis Ángel Pérez desde París, Milagros, desde Suecia... y horas antes, desde yanquilandia, mi sobrino José Carlos Huguet, en vivo y directo, le había puesto su plus a mi recuperación.

En estas líneas quisiera comentar lo escrito por Luis Ángel Pérez: "Jamás pierda su alegría" me ha dicho. Y ha dado en el clavo de lo que debe ser la conducta de un paciente, sea cual sea su dolencia. Lo digo por lo visto antes de, por lo conversado con amigos médicos, y claro por mi propia experiencia.

En estos trances, digo, jamás hay que bajar la guardia del humor, de la alegría, de las ganas de trompearse si es posible con el mundo entero si de nuestra salud se trata. Es un factor importantísimo, que se suma a la calidad y pericia de los médicos, a su franqueza y buen trato. En este sentido, tuve la suerte de encontrarme con un médico sanmarquino, el doctor Mariano Cuentas Jara, quien desde el saque me puso todas las cartas sobre la mesa, con la mayor tranquilidad y sapiencia. El resultado fue uno solo: confianza total en él.

Pero decía que el paciente tiene que poner lo suyo, su impronta, su personalidad de ganador, sus ganas de vivir...esto le da fuerza a la familia, la pone en fa por el optimismo que irradia el paciente; buen ambiente que incluso debe llegar a los espacios amicales donde no faltan patas que pierden la chaveta, visible en los rostros sombríos que muestran conocido el problema de salud, como si el sol no fuera a salir al día siguiente...

Gracias nuevamente a todos, sus palabras y sus buenas vibras las llevo en el bobo...

Puente Piedra, febrero de 2014
 

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