lunes, 6 de junio de 2011

Sinpermiso

LOS CARCAMANES
ESTÁN ACTIVOS

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"
Augusto Monterroso



No tengo vocación por aguar las fiestas, pero creo que luego de la euforia del triunfo electoral del pasado 5 de junio hay que comenzar a pisar tierra porque los carcamanes, como en el cuento de Monterroso,están allí, vivitos y coleando.

Veremos así que si bien el fujimontesinismo ha sido derrotado electoramente, lo que constituye un hecho de honda trascendencia histórica y política, sin embargo, contra lo que algunos puedan suponer dicha corriente no ha muerto, no ha desaparecido como producto de los más de 7 millones quinientos mil votos oficialmente endosados -hasta la hora que escribimos esta nota- al comandante Humala. Lo que es más serio, esa corriente se mueve porque está viva, muy golpeada es cierto, pero actúa y complota, porque los resortes del poder económico y político siguen en sus manos, y sobre todo porque sus capacidades mediáticas que las ejerce fundamentalmente a través de la radio, prensa y televisión, en Lima y provincias, están operativas, no se han trastocado.

¿Creen ustedes que la caida en la bolsa de valores de Lima es producto de la casualidad? ¿ De ninguna manera ese hecho es justamente una de las primeras reacciones exprofesamente creadas para comenzar a presionar a la nueva administración en ciernes. Lo que buscan - lo han dicho abiertamente los principales voceros del fujimontesinismo- es que de inmediato se nombre a un Ministro de Economía "que de garantías", "que siembre la confianza", lo que en cristiano debe entenderse como un ministro hecho a la medida de los grandes capitalistas nativos y foráneos a los que el tema de la inclusión social sabe a chicharrón de sebo, porque cualquier medida económica, por mínima que sea, que se oriente a cristalizar esa aspiración, pasará necesariamente por algunos ajustones en las ganancias ilimitadas como sucede con las mineras - que han venido obteniendo en las últimas décadas.

No se trata entonces de sentarnos sobre nuestros laureles y dejar que la futura administración Humala se siente a gobernar en nuestro beneficio. Eso no es así. La trascendencia de la victoria del 5 de junio pasará a la historia siempre y cuando nos aprestemos desde ahora a derrotar estratégicamente al fujimontesinismo en el entendido de que éste movimiento constituye la expresión nefasta de un neoliberalismo ultracavernario, cuyas raíces ideológicas y políticas han ganado terreno en el pueblo -más de 6 millones de adherentes en la segunda vuelta no es moco de pavo- en cuyo nombre ya comenzaron a actuar, convencidos como están de que en Lima, por ejemplo, -donde se parte la jamonada- mantienen una hegemonía que en algún momento podrán utilizar si de movimiento de masas se trata.

Esa hegemonía ideológica y política hay que pelearla. Si hablamos de derrotar estratégicamente al fujimontesinismo pues hay que entrar a batallar en el terreno de la ideas. La campaña electoral que acaba de concluir, hay que reconocerlo, no ha sido pródiga en el campo educativo, ha habido mucho de instinto y espontaneismo en general. De lo que se trata ahora es hacer de la democracia un espacio a través del cual fluyan todas los derechos, libertades, expectativas y capacidades organizativas de los ciudadanos de las urbes y del campo.

Hay que romper con la idea de que la democracia es sinónimo de elecciones y punto, o con el criterio de los dictadores de todos los pelajes de que "la democracia no se come", a cuyo amparo suelen organizar clientelas en base a distribución de comida, ollas, cocinas, ropa, etcétera, con lo cual se alimentan estómagos, pero no conciencias; clientelas dispuestas a elegir a los políticos dadivosos, pero también dispuestos a movilizarse en uno u otro sentido como ocurre con las famosas "portátiles".

La inclusión social supone en primer lugar el reconocimiento pleno de una ciudadanía, de una identificación con una historia, con la diversidad económica, social, cultural, racial y linguistica de los pueblos que habitan los múltiples espacios geográficos y ecológicos del territorio peruano; posicionamiento desde el cual, además, podamos mirar críticamente el mundo, los avatares del planeta que habitamos, ante los cuales no debemos ser ajenos.

En ese curso debemos sentar las bases de una memoria histórica que blinde a nuestras poblaciones de los peligros que encierran las propuestas de corrientes nocivas como las del fujimontesinismo, o las de otros carcamanes que puedan surgir en el futuro en este largo camino de lucha por el cual el pueblo recién ha comenzado a transitar.




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