viernes, 3 de junio de 2011


LA ALEGRÍA

DE LA LUCHA POLÍTICA

Los mítines de cierre de campaña en Lima del comandante Ollanta y la señora Keiko, están siendo examinados desde diferentes ángulos: asistentes, contenido de mensajes, escenarios, etcétera. De mi parte quiero referirme a la alegría desbordante que en ambos casos se observó, pero que debería ser también analizada por las diferencias sustanciales en la generación de ese estado de ánimo que se notó de un lado en la plaza 2 de mayo y de otro lado en la plaza Bolognesi.

Que la alegría y el entusiasmo deben acompañar a la lucha política aun en los estados críticos de ella, es algo de lo cual no se puede dudar. En la actual coyuntura electoral, la lucha por la democracia y contra el retorno de la dictadura fujimontesinista debe ser acompañada con pasión, con fuerza decisoria y con alegría, mucha alegría. La plaza 2 de mayo fue anoche un ejemplo de esa alegría desbordante, pero espontánea, de jóvenes, adultos, hombres, mujeres y niños.

Era el entusiasmo de quienes se sentían protagonistas de una confrontación de honda trascendencia para los millones de hombres y mujeres del Perú, y a la cual seguramente se han ido incorporando de a pocos, luchando contra las aguas ennegrecidas de la resistencia ultraderechista, de sus embestidas ideológicas y políticas que enturbian la evolución de la conciencia política de las masas populares. Bienvenida sea esa alegría, que quizá esté anunciando el despertar, desde la contienda electoral, de un nuevo desarrollo político de nuestro pueblo.

En la plaza Bolognesi la alegría era de otra naturaleza. Era un estado de ánimo propio de un festival artístico, generado justamente por músicos y cantantes, futbolistas y faranduleros de ambos sexos en medio de una parafernalia de colores, humo y otros recursos como en las fiestas que se saben organizar en el patio del palacio de gobierno en donde primer mandatario suele cantar valses, boleros y rancheras; alegría de fanfarria a la que el almidonado PPK - si nos atenemos a su última concentración en el Campo de Marte, donde corrió cerveza a raudales- también apela, como también lo demostró anoche mientras se contorneaba, al lado de doña Keiko y sus invitados, al son de una pegagosa cumbia peruana.

Este tipo de alborozo, muy bien financiado, es el imán para atraer seguidores, es la versión contemporánea del alcohol y la butifarra a la que apelaban los oligarcas de las primeras décadas del siglo XX para ganar adhesiones, mientras cantaban y bailaban en los callejones de la vieja Lima.

Como podrá deducirse este tipo de prácticas en nada contribuyen al desarrollo de una conciencia política, democrática y popular; más grave todavía si, como ocurre con el fujimontesinismo, se recurren a los regalos: cocinas, cuadernos, alimentos... con lo cual solo concentrarán manadas, pero nunca hombres y mujeres dispuestos a pelear por los intereses más altos del país y la de sus pueblos.



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