EL FASCISMO
CONTRAATACA

César Lévano
La suspensión del juez español Baltasar Garzón por la derecha judicial de España demuestra que el fascismo sigue vigente en la península. Revela también que hay en el mundo de hoy una amenaza agazapada.
No es fortuito el odio contra el juez que intentó poner a Pinochet en el banquillo de los acusados y que ahora buscaba investigar los crímenes de Francisco Franco.
Como en los días previos a la guerra civil española, la arremetida fascista ha tenido la virtud de inquietar y movilizar a los sectores progresistas. En España y en el mundo entero se han elevado voces ilustres de solidaridad con Garzón.
Ayer, en Granada, en un homenaje a Federico García Lorca, ante un barranco donde reposan dos mil fusilados por orden de Franco, el gran poeta caribeño Dereck Walcott expresó su admiración por los que lucharon contra las fuerzas que en España, con la ayuda de Hitler y Mussolini, destruyeron la democracia española y abrieron camino a la segunda guerra mundial.
El proceso contra Garzón ha revelado características de odio y cinismo de parte del juez Luciano Varela, quien dictó el auto de apertura del juicio oral contra aquél.
Gonzalo Martínez Fresneda, abogado de Garzón, ha demostrado que los tres escritos de acusación presentados por el seudosindicato Manos Limpias son nulos de pleno derecho, por lo cual el auto de apertura de juicio oral, que en ellos se basa, también es nulo.
Hay un hecho de desvergüenza asombrosa en el proceso. El juez Varela intervino en la confección de los mencionados escritos, a los cuales sometió a una reelaboración argumental, al requerir a Manos Limpias que excluyese páginas y secciones enteras e incluso que presentara un escrito alternativo, ante la invalidez del texto original.
La defensa de Garzón recurre a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional de España, la cual indica que el juzgador no puede ser juez y parte.
El seudosindicato Manos Limpias, siguiendo las instrucciones del juez Varela, retiró de su escrito un total de 53 folios, y añadió, por consejo de éste, la afirmación de que Garzón había actuado “a sabiendas”.
La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial de España ha ratificado la postura de Varela.
Ha quedado en suspenso la decisión sobre si Garzón debe acceder a la invitación de la Corte Penal Internacional, que lo requiere como asesor externo por ser experto en crímenes de lesa humanidad.
Precisamente, la acusación contra Garzón se centra en el hecho de que buscaba investigar los crímenes de Franco, quien siguió matando después de la guerra civil. Los fascistas aducen que Garzón no acataba una ley de amnistía española.
Ocurre, sin embargo, que los crímenes contra los derechos humanos no prescriben. Eso está por encima de la ley de España –y del Perú–.
La Primera
15-05-10
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