martes, 4 de mayo de 2010

¿CUÁNTO VALE
TU CUERPO?


Nota del editor.- Semanas atrás, en Lima, se descubrió que un ciudadano mejicano había sido objeto, de manera clandestina, del trasplante de un riñón, adquirido - no donado- en lo que parece ser un embrionario mercado de órganos existente en la capital. Las investigaciones policiales se centraron en la ilegalidad del trasplante, efectuado en clínicas no autorizadas para tales intervenciones, pero pareciera ser que el hecho se inscribe dentro de lo que hoy se llama "turismo de trasplantes". Ciudadanos europeos, asiáticos o norteamericanos, de excelentes recursos económicos, recorren hoy el mundo a la caza de un órgano extraído de alguno de los millones de pobres, que zarandeado por la necesidad no encuentran otra alternativa que vender sus riñones - como en el caso arriba citado- o el órgano que requiera el mercado. Se calcula que ese paquete turístico tiene un costo que oscila entre los 70 y 160 mil dólares y que de los aproximadamente 68 mil trasplantes de riñones que se realizan en el mundo, entre el 5 y el 10% de ellos están incursos en ese tráfico. El capitalismo ha encontrado una nueva veta. El Embajador Oswaldo de Ribero nos habla sobre esta lacerante situación.


Oswaldo de Ribero

Hoy, a pesar de la crisis o tal vez debido a la crisis, estamos frente a una expansión nunca vista del comercio internacional de órganos y partes humanas, donde las últimas novedades del mercado son la venta de óvulos y genes.

En muchos países desarrollados circulan, para los estudiantes de medicina, listas clandestinas de precios de partes humanas que se pueden obtener en países pobres. Una mano $350-$850, un cerebro, $500-$600, un torso eviscerado, $1,100-$1,290, una pierna $1,000, una cabeza $900.

Asimismo, con los debidos contactos, se pueden obtener en países en desarrollo órganos y partes humanas para trasplantes. Los más comunes son riñones, córneas, polvo de huesos para cirugía dental, piel para injertos en caso de quemaduras, grasa humana para rehacer labios y mejorar el busto y tejido de fetos abortados para tratamientos muy exclusivos de belleza. Es más, ahora mujeres jóvenes en Estados Unidos, Europa Occidental y Oriental están poniendo en venta sus óvulos con mucho éxito. Hoy los óvulos, sobre todo los de las mujeres jóvenes, blancas y bellas, se están convirtiendo en verdaderos huevos de oro para los laboratorios que practican la fecundación en vitro.

La última novedad son genes. Uno de cada cinco genes humanos, ya han sido patentados por laboratorios, que al hacer esto, se han apropiado de hecho de una parte del Genoma Humano para comercializarlo. Ahora una persona con ingresos altos podrá comprar genes para combatir enfermedades hereditarias y mejorar así su descendencia. De esta manera, la desigualdad social se está convirtiendo además en desigualdad genética.

Hoy, los países que más destacan en ventas de órganos y partes humanas son, paradójicamente, los países que los economistas llaman “emergentes” como Sudáfrica, Brasil, India y China, donde la miseria humana lleva a la venta de órganos en los townships de Johannesburgo, en las favelas de Sao Paulo, en las aldeas de la India y en las prisiones de China.

Hay casos tan espectaculares como el de una aldea de la India, llamada “Kidney Village” (Aldea Riñón) donde la mayoría de sus habitantes tiene sólo un riñón, porque el otro, lo han vendido por 800 dólares. También, el de las prisiones de la China, donde florece una próspera cosecha de los órganos de los prisioneros ejecutados. Según, Human Rights Watch, cerca de 2,000-3,000 órganos son extraídos cada año de estos cuerpos para ponerse en venta y obtener muy buenos recursos. Un órgano de un buen espécimen puede llegar a valer hasta medio millón de dólares.
Este creciente comercio internacional del cuerpo humano en pedazos es la más nueva criatura de la globalización. Un Frankestein global creado por la clandestina, próspera y amoral compra-venta de órganos y partes humanas que hoy escapa a toda regulación internacional. Si esta bonanza continúa llegará un día, si es que ya no ha llegado, en que los cuerpos de la gente más pobre del mundo serán más valioso muertos que vivos. Y entonces no será extraño, para ubicarse socialmente, preguntar: ¿Cuánto vale tu cuerpo?

La Primera
04-05-10

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