Cruzando el puente Trujillo (a espaldas del Palacio de
Gobierno) usted se da con el distrito del Rímac, en Lima, Perú. Sus
orígenes coloniales nadie los discute. Creció al pie del río Rímac y al
amparo del cerro san Cristóbal y cada
uno de sus confines encierra una historia particular: Plaza de Acho,
Paseo de Aguas, Alameda de los Descalzos, templos, callejuelas,
caserones, callejones, etcétera. Los restauradores de Quito, La Habana,
Santo Domingo...se moverían como peces en el agua en medio de ese
distrito. Sucede, sin embargo, que el Rímac, literalmente, se
está cayendo. Lo dice el propio alcalde en una enorme banderola colocada
al ingreso del jirón Trujillo y una rápida mirada por esos alrededores
revela el drama: el tiempo no ha pasado en vano por jirones o calles
como Pizarro, Casma, Cajamarca, Chiclayo. Alguien debe darle una mano a
sus autoridades, empeñadas como están - con mucha razón- en hacer del
turismo una de sus principales actividades económicas.
(Fotos de Elbita
Vásquez Vargas).
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