lunes, 16 de marzo de 2020

LA PESTE


En los años 90, con el neoliberalismo impuesto a sangre y fuego en el Perú por el fujimontesinismo, fueron los jesuitas - si mal no recuerdo- los que en una declaración pública alertaron sobre la peste ideológica que se nos venía encima: el egoismo, el individualismo arrogante, el lucro desenfrenado, la corrupción...No se equivocaron. 

El coronavirus ha sacado a luz las falencias de nuestro sistema de salud, -venido a menos justamente por su pobreza presupuestal y la corrupción- que en algunos lugares ya colapsó con el dengue, y que nos llevaría a una hecatombe si el primer mal se expande en medio de la espantosa crisis de salubridad que soportamos. ¡Hasta cuando vamos a vivir en esta cochinada¡ ha exclamado indignado el doctor Elmer Huerta. 

Pero ese mismo coronavirus ha puesto al sol la miseria moral de algunos sectores sociales, en especial de los más pudientes, que en una verdadera orgía consumista revelaron no solamente su ansiedad, su miedo, sino también su desprecio por los otros, por los vecinos, por sus connacionales, por los más necesitados. Para ellos todo, para lo demás nada. Ese fue el mensaje grosero que nos han dejado.

Hay que tenerlo presente: el capitalismo neoliberal no solamente es una opción económica, es también una alternativa ideológica y política. Lo uno interactúa con lo otro, se necesitan mutuamente. La gran lección que nos dejan estos días aciagos de dengue y coronavirus es que tenemos que poner en remojo esa opción. Esa es nuestra gran tarea, el futuro nos pertenecerá si es que camino al bicentenario nos sacudimos de esa peste ideológica que nos está reduciendo a niveles de animalidad.

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