sábado, 26 de enero de 2013

SIN PAZ PARA SUS VIDAS

Foto: diario La República

Es algo así como una ley de la vida: los hijos deben enterrar a sus padres... En la matanza de Uchuraccay, como en el transcurso de la guerra interna, los padres enterraron a sus hijos, por centenas, por miles, cuando tuvieron la suerte de encontrar sus restos, literalmente hablando; otros no han tenido ese descanso espiritual, siguen llorando su impotencia ante autoridades impertérritas, civiles y militares, que se resisten a abrir sus archivos que bien podrían revelar alguna huella de esperanza. 

En Uchuraccay, los mártires del periodismo finalmente fueron dignamente sepultados. Sin embargo, todavía no hay paz para las vidas de esos progenitores y sus familias: las explicaciones de lo que ocurrió en las alturas de Huanta, resultan insuficientes, y en medio de estas carencias las responsabilidades a las que hubieran lugar no están totalmente delimitadas. 

Oscar Retto Saldaña, un veterano reportero gráfico -como lo fue su hijo Willy caído en Uchuraccay- nunca ha bajado la guardia en sus exigencias de llegar a la verdad y de justicia. Al igual que todos los padres, hijos, esposas...de los héroes del periodismo a lo largo de estos 30 años ha convertido su dolor en fuerza y en perseverancia para seguir pugnando y lograr que finalmente se haga la luz donde todavía hay tinieblas. 

Este 26 de enero recordemos a los caídos en Uchuraccay en la búsqueda de la verdad; pero también hagamos fuerza al lado de sus familiares para que sus aspiraciones de justicia no sigan cayendo en saco roto. El Estado de derecho tiene una deuda con ellos.

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