domingo, 9 de diciembre de 2012

SE FUE VILLENA


Con la verdad ni se ofende ni se teme. Era cuestión de tiempo, la verdad del despelote armado por el villano, incluyendo la agresión a una trabajadora de Lan, era del tamaño del cerro san Cristóbal, imposible de ser ocultada con los dedos de una mano. 

La pareja presidencial quiso blindarlo, doña Nadine fue la más expresiva, el villano era de su entorno, es decir del cogollo que lidera el ministro Castilla. No contaron con el decisivo rol que jugaron algunos medios, poniendo al descubierto la verdad de las mentiras del ahora exministro que en su desvergüenza pensó que con volver al aeropuerto de Arequipa y pedirle disculpas a los trabajadores de Lan, el problema estaba resuelto. 

Además, -esto es lo más trascendente- no contabilizaron el peso de la opinión pública, que en gran parte se expresó a través de las redes sociales, que canalizaron la indignación de hombres y mujeres que a lo largo y ancho del país expresaron su hartazgo con las conductas abusivas, prepotentes y encubridoras de quienes gobiernan el país, sean desde el ejecutivo, el congreso o de otras instancias del poder político. 

El villano, lo dije hace algunas horas, era un hombre clave de la tecnocracia neoliberal que administra el país. De seguro que será reemplazado por otro personaje del mismo engranaje, pero algo debe quedar en claro: esa tecnocracia no es ni política ni éticamente impoluta; en el pasado fue la operadora del fujimontesinismo - algunos de sus integrantes fueron a parar con sus huesos a la cárcel. y hoy, con la conducta del villano revela que el poder alcanzado estas dos décadas también los ha embrutecido.

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