EN EL NOMBRE
DEL PADRE
El escándalo de crecientes revelaciones de abusos sexuales contra niños, que habrían cometido sacerdotes en diversas partes del mundo, corre el riesgo de convertirse en una profunda crisis para la Iglesia Católica si es que no es enfrentado por la jerarquía en Roma.
Es evidente ahora que, a lo largo de los últimos 50 años, las denuncias que llegaban al Vaticano eran encubiertas y nunca fueron afrontadas. Como si se tratara de una pesadilla, la Iglesia simplemente cerraba los ojos y rezaba esperando que, con el tiempo, el diablo que las ocasionaba simplemente desapareciera.
Esa evasión no tiene justificación en una religión que nació de la necesidad de proteger al más débil. El riesgo de adoptar la política del avestruz y negar el daño que se les ha hecho a innumerables e inocentes personas es generar una profunda crisis de confianza entre sus fieles.Lamentablemente, tanto los antecedentes del papa Benedicto XVI –quien no actuó cuando conoció de las acusaciones siendo cardenal, hace algunos años– así como la actitud evasiva adoptada hasta la fecha por la Iglesia hacen temer que no existirá ninguna inclinación a salir al frente y pedir perdón.
De ser esa la situación, creo que la Iglesia se arriesga a una enorme pérdida de credibilidad, que podría convertirse en un éxodo masivo hacia otras religiones. Es innegable que, en las últimas décadas, la Iglesia Católica ha ido perdiendo presencia y posición en el mundo frente a otras religiones que son más atractivas para los jóvenes o los más necesitados. El temor a enfrentar abiertamente estos escandalosos actos podría ser considerado por el rebaño como hipocresía o, peor aun, que la jerarquía eclesiástica los habría avalado.
Incluso la preocupación de los asesores judiciales del Vaticano sobre la inmunidad que tendría el Papa, por ser jefe de Estado, ante eventuales denuncias penales por encubrimiento de esos delitos, da una pésima señal, confirmando que han adoptado una actitud a la defensiva que no tiene intención de aceptar el daño causado.
Esperamos , por la sobrevivencia de una iglesia que va a cumplir 2,000 años, que el Papa y sus cardenales tengan la valentía de salir a pedir perdón a las víctimas y aceptar el error de haber encubierto durante años esas monstruosidades. En caso contrario, ¿qué razón de ser tiene una iglesia que no muestra compasión, que no tiene piedad por el que sufre de abuso y maltrato?
Perú21/3-04-10

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