lunes, 15 de febrero de 2010

NOS ESTAMOS
AMANDO TANTO



Eloy Jáuregui

Cierto, en Día de San Valentín, la línea está caliente. Los que no tienen pareja, buscan como locos, y los otros, también. Lástima que en el Perú estamos hasta las cangallas en estas lides. Los crímenes ocasionados por la abundancia de amor o sus carencias, proliferan y casi siempre terminan en cruentos asesinatos. Hace un mes, la suboficial PNP Gladys Vásquez junto a sus cómplices quemaron viva a la cantante folclórica Rina Chiara. La culpa, el amor enloquecido por el comandante PNP Ángel Vizcarra, ex esposo de Vásquez y quien mantenía relaciones extramatrimoniales con la víctima. (Así dice el parte policial). Es decir, solo el fuego, literal, pudo terminar con este romance alborotado.

Y contra la ira solo el amor. Y contra la furia solo el amor. Yo soy católico, sé perdonar y, perdón por la inmodestia, sé amar. Y uno vive en la vehemencia del amor como Florentino Ariza en el “El amor en los tiempos del cólera”, para este columnista, la mejor novela de amor que haya pasado por mi amor. Mucho más intensa que “Madame Bovary” y mejor ensamblada que “El amante de Lady Chatterley” de D.H. Lawrence, libro que leí completamente afiebrado y con una sola mano. Y cito a García Márquez: “Aún quedaba para quien supiera identificarlo el rescoldo tibio de los amores sin ventura de las almendras amargas”.

Friega estar enamorado pero qué rico resulta estar pendiente de quien se ama. Es que uno ya no es uno, es el otro. El poeta Octavio Paz, decía que el amor es uno de los caminos para poder lograr la trascendencia y que los otros dos eran la poesía y la religión. Como cuando se dice que el doctor Juvenal Urbino, un mártir del amor, contemplaba enamorado, y comprendió demasiado tarde que no había candidez más peligrosa que la de su edad. Carajo, hasta los viejos se enamoran: “Aunque les cueste trabajo entender que dos adultos libres y sin pasado, al margen de los prejuicios de sociedad ensimismada, hubieran elegido al azar los amores prohibidos”.

Y yo imagino que el “Gabo” escribió esta novela escuchando boleros de Benny Moré y Tango del Polaco Goyeneche. Y así, como dice la monografía de Genaro García, el amar no es otra cosa que compartir la vida, ilusiones, miedos, egoísmos y errores con la pareja. Así, creo, el asunto toma la trascendencia como la superación del egoísmo, la superficialidad, el automatismo de la vida, la dependencia de una persona hacia otra. No soy Agustín Lara pero puedo afirmar que amar es no terminar de conocerse así haya quebrantos que solo con empeño uno los sana de ese dulce dolor. Perdón por el frenesí, creo que me he vuelto a enamorar. Enamórate tú también.


Domingo
14-02-10

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