miércoles, 24 de febrero de 2010

MI AMIGO GERMÁN...





Cuando desde Pisco agarro ruta hacia Nazca, suelo decir, muy a la altura de los tragos consumidos, que tengo un millón de amigos en cartera, no exactamente por la cantidad sino por la calidad de los hombres y mujeres que adornan mis relaciones amicales desde hace mil años. Esos amigos, distribuidos a lo largo y ancho del país y también en diferentes puntos del planeta, pertenecen a diferentes confesiones religiosas aunque hay quienes consideran que ya están muy pasados en años como para tragarse esoterismos mágicos o religiosos, mientras que en política los hay alpinchistas, pero la mayoría son rebeldes con causa. Millón de amigos que los he venido coleccionando desde mi chiquititud, a quienes debo la sal, la pimienta y el huacatay con el que hay que aderezar siempre la vida, la infaltable joda amiguera y por supuesto que el hombro generoso antes eclipses vivenciales que nunca faltan.

De ese mar de amigos, amigotes y amigazos quiero destacar hoy a uno de ellos, al siempre joven Germán Súnico del Perú, como suelo decirle, barrioaltino de cuna, peruano hasta los forros, y un criollazo de pura cepa, de esos que hoy se buscan como Diógenes con su lámpara buscaba un hombre honesto. Y digo siempre joven y matinal, porque Germán, a pesar de sus 80 años y paro la mano de edad, sigue sorprendiéndonos con su creatividad y versatilidad artística de todos los días, con su vocación por la tertulia animada por un buen trago de pisco o vino, y por su pasión innata de hacer amigos de verdad al compás de una anécdota, de una buena leyenda urbana, o de la letra de alguna de sus centenares de décimas y valses criollos, con las que suele adornar las interminables conversaciones.

La última sorpresa del inagotable Germán es su CD de 16 valses, todas de su autoría, que acaba de ser presentado en el Club Miraflores, al pie de Larco Mar. Cada una de esas canciones es un regreso a la alegría de los años idos: a los Barrios Altos queridos, al Barranco carnavalero, a los amores de Pierrot de la juventud turbulenta, a las serenatas de rompe y raja...porque recordar es volver a vivir; y Germán vive pintándonos el urbanito, sí, el tranvía que a ritmo de vals - palabras del autor- llegaba hasta 5 Esquinas, al borde de la calle Ancha, o el Ramón Espinoza, legendario centro escolar barrioaltino, o también a los artesanos del fútbol que dejaban sin medias a la familia para elaborar las históricas pelotas de trapo, sin olvidarse de los cines: el Delicias, el Apolo, el Pizarro...

Curiosamente Germán no estuvo en la presentación de su 5to CD, un pequeño accidente, llamémosle de trabajo lo sacó del juego; pero estuvieron sus hijos: Gabriela, Javier y Manuel y sus amigos de toda la vida. No podía por ello faltar el canto de Rosita Negreiros, la poesía de Gladys María Pratz, las décimas de Diego Vicuña, Roberto Arriola, Andrés Kuo y Augusto Rivasplata, menos la dirección protocolar de Gonzalo Bulnes.

Cerrando la noche se hizo presente un representante del Ministerio de Educación para entregarle a Germán el Chasqui de Oro, en reconocimiento a su labor cultural.
Ese es mi amigo Germán.

Germán y su Olguita de toda la vida


La Mesa de honor en el Club Miraflores

Una buena concurrencia

Rosita Negreiros



Gabriela Súnico, recibiendo el Chasqui de Oro



Fotos de la reunión en el Club Miraflores:
Elbita Vásquez Vargas

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