DESPARPAJO CAVIAR
Rafael Rey Rey (*)
Es increíble el desparpajo de muchos caviares. Con el financiamiento de ONGs, de las que viven con muy buenos sueldos, han montado una red de medios de información (mejor dicho de “desinformación”) para atacar ideológicamente a todo el que no comparta su retórica. Ellos califican de “intolerantes” a los que no compartimos su ideología “pseudo humanista y onegeísta”, pero no perdonan a quienes se atreven a discrepar de sus planteamientos “políticamente correctos”. Ellos que tuvieron protagónicos papeles (bien remunerados por cierto) durante los gobiernos de Paniagua y Toledo, que eliminaron la legislación excepcional que sirvió para combatir legalmente al terrorismo, que aplaudieron el retiro de decenas de bases contrasubversivas, que les quitaron los presupuestos a los institutos armados (a pesar de la oposición de Aurelio Loret de Mola), que originaron injustas persecuciones contra quienes nos defendieron y nos siguen defendiendo del terrorismo y del narcoterrorismo. Ellos, digo, se atreven hoy a pontificar sobre lo que debe hacer el gobierno en la lucha contra el narcoterrorismo.
Para los caviares y onegeístas los únicos Derechos Humanos que valen son los de los propios terroristas y algunas víctimas civiles. Los de nuestros soldados, policías, campesinos y dirigentes populares asesinados por terroristas no cuentan. La venganza política ideológica de los caviares es evidente y por supuesto su memoria selectiva. Todo jefe militar que luchó contra el terrorismo durante los gobiernos de Belaunde, García I, Fujimori y García II son sospechosos de “asesinatos” siempre que después no hayan sido toledistas. Para estos últimos sí hay presunción de inocencia. Para los primeros, presunción de culpabilidad.
Los caviares quieren que todos compartamos su complejo y sintamos, como ellos, vergüenza de nuestros soldados, policías, campesinos ronderos y dirigentes populares, que con su vida, su salud y el dolor de sus familias nos defendieron y defienden del terror. Y quieren que aceptemos que los terroristas de ayer y de hoy son “luchadores sociales”, “partidos políticos levantados en armas”.
Como ha dicho bien Víctor Robles:“si los caviares hubiesen vivido durante la guerra con Chile, Cáceres y sus hombres estarían proscritos por dar muerte a los invasores y los libros de historia dirían que los patriotas fueron “asesinos que nos avergüenzan” y tendríamos un “monumento que llora” para los invasores a los que tendríamos que rendir homenaje como “víctimas de la barbarie criminal”.
(*) Ministro de Defensa
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