Una chola guapa
Wilfredo Ardito
El cabello de las mujeres
negras… el tema del conversatorio, realizado hace dos semanas, en el
marco del Mes de la Cultura Afroperuana, podía parecer secundario o
anecdótico desde la concepción que algunas personas tienen sobre la
cultura. Sin embargo, la discusión realizada en la PUCP terminó
involucrando a todos los asistentes, porque nos hacía pensar en cómo el
entorno social genera que percibamos a nuestro propiocuerpo.
Un video
elaborado por Sharún Gonzales, alumna de Comunicaciones, y una
ponencia de Claudia Reyes, estudiante de Antropología, mostraban la
manera en que las mujeres negras enfrentan tener un cabello diferente al
de “las demás”.
“En el colegio yo también quería tener
cerquillo y no podía” recordaba una de las entrevistadas. “Me frustraba
que mi cabello no se pudiera mover en el comercial de Pantene”, añadía
otra.
Son temas que quizás por ser muy íntimos y delicados, no
se discuten normalmente al abordar la problemática sobre el racismo,
pero en realidad, si una persona es discriminada por sus rasgos físicos,
es comprensible que intente hacerlos menos evidentes, para ser más
aceptada o para lograr ascenso social: “Me lacié elcabello”, dice una
mujer entrevistada, “porque soy la imagen de la empresa y tengo que lucir
profesional”.
Recordé que en otro evento, uno de los pocos actores negros peruanos comentaba:
-Uno es
más aceptado cuando escapa del estereotipo del negro, por ejemplo, si
su color es más claro o la nariz es más pequeña -, haciéndome pensar en
la expresión “negro fino”, que tiene una valoración positiva.
Resulta interesante
que, pese al racismo existente, los negros son considerados más guapos
que los andinos. “Las mujeres andinas son consideradas asexuales, no
atractivas”, comentó Rocío Muñoz, la representante del Viceministerio de
Interculturalidad.
-Por eso en la sierra tantas mujeres de
clase media se cortan el cabello, nada de trenzas, de preferencia se lo
ondulan (se hacen la permanente) y se lo tiñen–replicó otra
participante, proveniente del centro del país.
A esto hay que
añadir, evidentemente, la necesidad que experimentan de dejar
la vestimenta tradicional y, entre las más jóvenes, la preocupación por
parecer mucho más delgadas que sus madres o abuelas.
Un cambio mucho más radical de apariencia es la presión que sufren muchos hombres y mujeres para operarse la nariz aguileña.
“Le cambiamos
la vida a estos chicos”, me decía un médico que se dedica a
estas intervenciones quirúrgicas, explicando que muchas veces se operan
antes de postular a determinados trabajos.
No se trata de
casos individuales: la presión social, impulsada por los medios de
comunicación, se centra en la población de rasgos considerados poco
atractivos, mientras los blancos no quieren parecer andinos o negros.
Amí
me pareció muy interesante que, siendo muy pocas, las integrantes de
la asociación AFROPUCP hubieransido capaces de generar una discusión con
tanta convocatoria… mientras en la PUCP, como en cualquier otra
universidad limeña de la actualidad, más del 50%de los estudiantes
tienen rasgos andinos, pero prefieren no hablar sobre sus rasgos.
Debajo de
ese silencio subyace muchas veces la convicción de que es un
problema encontrarse lejos del estereotipo de belleza oficial.
“Solamente cuando estuve en Europa pude darme cuenta que yo también era
guapo”, me dice un historiador. Una abogada tuvo una experiencia
similar: “Pese a lo que me decían en Francia, me resistía a creerme
guapa. Es que en el Perú a una no le enseñan a sentirse hermosamente
chola, por el contrario, la programan para desear ser lo más distinta
posible a como una es… (¡a lo Barbie!). Desde mi experiencia, la mejor
forma de aprender la lección fue dejar que los no cholos me descubrieran
ante la verdadera belleza de mi piel cobriza, nariz aguileña y ojos
negrotes. Entonces, cuán poderosos podemos llegar a ser, afirmados en lo
que realmente somos, y cuánto podemos transmitir de esa actitud a los
cholos y cholas con quienes compartimos el día a día... Yo creo que ya
nos hace falta el "Día del Orgullo Cholo".
Lo más interesante
del conversatorio fue romper con la idea que la cultura está solamente
vinculada a bailes o música, y asociarla a vivencias más íntimas
y personales. Recordé cuántas veces,paseando los domingos por el
centro de Lima, he visto a los residentes de Puno o Cusco desfilar o
bailar con orgullo sus vistosos trajes. Me pregunto, ¿qué sucedería si
este orgullo se trasladase al propio cuerpo o las facciones? ¿O será
que el énfasis en la vistosidad del traje hace que la persona pase a
segundo plano?
Muchas veces he dicho que la principal lucha contra el racismo implica luchar contra los propios prejuicios, aprender a quererse y aceptarse. A veces el peor racista puede ser uno mismo,cuando termina interiorizando que vale menos por sus rasgos. Cabría preguntarse entonces qué ve cada peruano cuando se mira al espejo.
Blog: Reflexiones Peruanas
Lima, 19 de junio de 2013
Que interesante escrito. Lo he leído casi 5 años después de publicado y aún esta mas vigente que nunca.
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