martes, 20 de octubre de 2020

EL MOQUEGUANO


El presidente Vizcarra no es santo de mi devoción, no estoy entonces dispuesto a prenderle velas ni a defenderlo. Pero no deja de llamar la atención el encono con el que nuevamente está siendo acosado. Para sus adversarios que no son pocos y que tienen mucho poder, el moqueguano - saltándose todas las fases de un debido proceso-debe estar ya en el banquillo de los acusados, o quizá ya "en canadá" como un entrevistador nocturno lo deslizó anoche. Que las denuncias de corrupción lanzadas en los últimas días contra su persona, deben ser investigadas hasta el final por los fiscales más implacables, y que por ello, exagerando, deba cortársele el cuello,es algo que no suscita dudas. Pero de aquí a tenderle la cama para la vacancia presidencial, - como lo están haciendo los mafiosos del congreso- cuando los fiscales recién están agarrando viada en las pesquisas, es algo que no debe pasar desapercibido. Evidentemente ahí hay gato encerrado. Los golpistas, cual elefantes en una vidriería, están nuevamente mostrando sus paquidérmicas intenciones.
 
A todas luces el interés por defenestrar a Vizcarra va más allá de los linderos del chiquero congresal, donde las cabezas del golpismo preparan ya su arsenal de insultos y procacidades con las que en la primera intentona golpista sepultaron al mandatario. Esos operadores quieren a su jefe Merino de Lama sentado en el palacio de Pizarro, y a algún capitoste de Podemos o de UPP al mando del congreso; es decir quieren todos los hilos del poder en las manos para servirse de ellos. ¿Acaso no sueñan con la reelección porque este periodo les quedó chicote? ¿O acaso no quieren un tiempecito más en sus curules para seguir dando rienda suelta a su desbocado populismo con el que pretenden congraciarse con los electores, aunque dejen al erario nacional como limón de emolientero?
 
Pero decíamos que hay otras manos negras en la movidota. Los mismos malandros del llamado club de la construcción podrían estar en la colada para zafarse de algunos anticuchotes en un contexto donde cualquier movida grande en las alturas del poder, acarrearía un realineamiento de las fuerzas, a todo nivel, que podría serles favorables. Y en la misma línea hay algunos actores del gran capital que desde un inicio mostraron una relación de amor-odio con Vizcarra, por algunos pelliscos a su poder omímodo, además de caerles antipático por su origen provinciano y específicamente moqueguano. ¿No es cierto que los moqueguanos son las lornas de arequipeños y tacneños?. No se olvide que Vizcarra fue el relleno de color tierra en la fórmula presidencial de PPK que pintaba únicamente de blanco.
 
Quienes juegan a la vacancia alzan el trapo de la decencia y la moral para justificar su agresión. Los medios que hoy levantan la noticia gritan a todo viento que un acusado de corrupción no puede estar al mando de un proceso electoral tan importante como el programado en medio de las crisis que sufre el país. Paradójicamente no fueron tan encarnizados con el extinto Alan García, acusado de mil robos durante su primer gobierno, pero al que aplaudieron a rabiar para que pueda volver a palacio para un segundo periodo, donde volvió a hacer de las suyas. Y si hablamos de cacos, esos sectores les siguen reventando cuetes al viejo Fujimori a pesar de que si está en prisión no es porque fue precisamente un santo. Blindaje que se extiende a su hija, que carga un mochilón de denuncias fiscales y que si está suelta en plaza es porque Dios por momentos parece vestir de naranja.
 
No hay coherencia entonces en quienes buscan, desde dentro y fuera del cuchitril congresal, la defenestración de Vizcarra. Lo que quieren es el poder y punto, para servirse de él, y para ponerlo a disposición de las fuerzas mafiosas de la lumpen burguesía que buscan seguir sacándole rentabilidad a la pandemia y a todas las crisis, mejor si no está el hueleguisos del moqueguano, que si bien es un hombre del sistema, no ha dejado de pisarles algunos callos.
 
Finalmente, al periodista que anoche entrevistó al presidente Vizcarra en el canal 4, a pesar ya tiene sus buenos años en el oficio, habría que recomendarle la lectura de un viejo texto de César Hildebrandt: "Así preparo una entrevista". En este escrito el reconocido hombre de prensa indica que un tete a tete con cualquier personaje atraviesa diferentes momentos:"violencia, ansiedad, acoso, pero también tiene remansos, tonos muy cálidos, conversacionales. Estos resultan los puentes entre acoso y acoso". Lo que vimos anoche fue sencillamente un asedio a fondo, por momentos grosero, de parte del entrevistador, tanto así que a este señor se le vio el fustán del emporio periodístico al que pertenece el canal al que sirve, y cuyo buque bandera es el diario más viejo del país, que ha asumido para sí la tarea de serrucharle el piso al inquilino del palacio de Pizarro.

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