lunes, 27 de julio de 2020

HA MUERTO BRUNO


A Bruno - su nombre partidario- no lo veía hace una buena cantidad de años, aunque en las últimas semanas nos habíamos comunicado telefónicamente. Un cáncer lo llevó al hospital Almenara, y luego a un reposo obligado. En un principio no me ubicó, pero luego, al fluir los hitos de los recuerdos, rememoramos las grandes jornadas gremiales y políticas en las que estuvimos comprometidos en los ahora lejanos años 70.

Ayer me enteré que Bruno, o Manuel Alvarado Bustamante, ex secretario general del que fue sindicato metalúrgico de Josfel, ya no nos acompaña,ha marchado a la eternidad. Se lleva a la tumba una riquísima experiencia de trabajo al interior de lo que fue el movimiento obrero, de educación, organización y lucha, de preparación de un ejército político de trabajadores que fuera capaz de ir más allá de las reivindicaciones inmediatas, de alimentar sueños de transformación del país, de poder, de utopías socialistas.

Su trabajo desde las bases en el fortalecimiento de la Federación de Trabajadores Metalúrgicos - Fetimp- en los años de la dictadura militar; su empeño y dedicación en las complejas labores de coordinación de los gremios y asentamientos humanos de la Carretera Central que dieron vida a lo que fue el combativo Paro sectorial que antecedió al histórico Paro Nacional de julio de 1977; y esta misma paralización, fueron algunas de las decisivas jornadas en la que Alvarado fue templando su vida política.
  
Es insoslayable, además, otro hecho:Bruno fue un disciplinado militante de Patria Roja, y formó parte de una generación de dirigentes y cuadros políticos de la izquierda, todos con militancia partidaria, que desde el corazón de las bases obreras,y en la lucha misma, sindical o política, fueron sembrando las condiciones de la confrontación democrática y antidictatorial que desembocó en el regreso de los militares a sus cuarteles. 

Ha muerto un revolucionario de los que hoy hacen tanta falta. Buen viaje camarada, en tu casa de Chacra Colorada todavía debe retumbar ese viejo mimeógrafo en el que editábamos las miles de octavillas con las que inundábamos la carretera central. Gloria eterna para ti.

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