LA BELLA CAMILA
Ella, y el levantamiento de los estudiantes chilenos contra el injusto sistema educativo han puesto de vuelta y media a la tierra de Pablo Neruda y Gabriela Mistral.
Ella es Camila Vallejo, máxima dirigente de la Universidad de Chile, cuya belleza ha deslumbrado a tirios y troyanos, pero cuyo mensaje, igualmente bello, de democracia, igualdad, justicia, y educación para todos, ha remecido los cimientos de la orgullosa sociedad chilena.
Los mandatarios chilenos y los dueños de Chile, desde los años de Pinochet privatizaron la educación, haciendo de la tarea educativa una simple actividad subsidiaria del estado, poniendo patas arriba lo que tradicionalmente fue su actividad prioritaria.
Es que en el marco de ese sistema, movido por el lucro y nada más que por el lucro, la universidad pública a duras penas sobrevive por sus presupuestos raquíticos; y los alumnos, convertidos en clientes arrastran penosas deudas que se incrementan anualmente por las onerosas tasas de interés, mientras la calidad educativa se ha ido al suelo para mantener por siempre al alumno, porque el negocio tiene que seguir... mientras la deserción se incrementa.
Ese régimen, de clara factura neoliberal está jaqueado por los varios meses de pelea estudiantil, como jaqueada está la administración del presidente Piñera, que renuente a los reclamos estudiantiles está apelando a la represión abierta; mano dura que ha servido no para que el movimiento se debilite sino para todo lo contrario: el pueblo chileno ha hecho suya la demanda estudiantil y desde todos los flancos comienza a levantarse la bandera del referendum, de la asamblea constituyente y de los cambios en la carta magna que den paso a las reformas exigidas.
Chile, desde abajo, avanza así hacia el ensanchamiento de su democracia, pese a la grita de los momios de la derecha pinochetista. Chile está recontramovido; pero en todo ese país se acepta que ese terremoto social no hubiera tenido la misma magnitud de no ser por por la bellísima Camila Vallejo, estudiante de geografía de la Universidad de Chile que a sus 23 años ha sabido poner en claro, una y otra vez, la justeza de las demandas universitarias.
No hay un mitin o movilización donde no se haya escuchado su voz, no existe programa radial o televisivo donde no se haya enseñoreado con su prédica, como no hay red social en el cibereespacio que no se ocupe de ella, ensalzándola o denostándola.
Camila puede ser tranquilamente una reina de belleza, también una modelo A1, o quizá el rostro bonito de cualquier canal de televisión. Ella sin embargo ha optado por lo más dificil en una sociedad tan desigual como lo es la chilena: nadar contra la corriente, convertirse - para usar términos muy usados en el Perú- en una alumna antisistema, para liderar un potente movimiento social que está revitalizando la siempre actitud contestataria de los excluidos del sur, poniendo al tope el compromiso de la mujer chilena con su país y sus gentes.
Ante Camila la derecha pinochetista ha perdido los estribos. Le ofrecieron el oro y el moro, el cielo, para quebrarla. Ignoraban que la hermosa Camila estaba blindada: ella es una comunista de raza, sus padres también lo son, y su familia de igual manera. Ahora la quieren liquidar. ¡MUERTA LA PERRA, MUERTA LA RABIA! ha escrito una mano criminal en una de las redes de Internet. Esas mismas palabras las pronunció Pinochet mientras se bombardeaba La Moneda en setiembre de 1973 para desaparecer a Salvador Allende y se mataba inmisericordemente en las calles de Santiago.
La derecha ultramontana nunca aprende, ni en Chile ni en el Perú.Allende murió, miles de miles de chilenos cayeron en defensa de sus ideales, es decir , la CIA y Pinochet se salieron con la suya. ¿La primavera desapareció por eso? ¿La belleza se eclipsó definitivamente de Chile? ¿Se extinguió acaso el canto de Víctor Jara? El alzamiento de los estudiantes chilenos, la insurgencia de lideresas como Camila Vallejo demuestran que no, porque la primavera y la belleza están presentes en el mensaje humano, democratizador, de los jóvenes estudiantes, de sus padres, de los docentes y de las autoridades que se han sumado al movimiento, así como también, no lo negarán, en Camila Vallejo, la gran lideresa de esa insurrección.
Ella, y el levantamiento de los estudiantes chilenos contra el injusto sistema educativo han puesto de vuelta y media a la tierra de Pablo Neruda y Gabriela Mistral.
Ella es Camila Vallejo, máxima dirigente de la Universidad de Chile, cuya belleza ha deslumbrado a tirios y troyanos, pero cuyo mensaje, igualmente bello, de democracia, igualdad, justicia, y educación para todos, ha remecido los cimientos de la orgullosa sociedad chilena.
Los mandatarios chilenos y los dueños de Chile, desde los años de Pinochet privatizaron la educación, haciendo de la tarea educativa una simple actividad subsidiaria del estado, poniendo patas arriba lo que tradicionalmente fue su actividad prioritaria.
Es que en el marco de ese sistema, movido por el lucro y nada más que por el lucro, la universidad pública a duras penas sobrevive por sus presupuestos raquíticos; y los alumnos, convertidos en clientes arrastran penosas deudas que se incrementan anualmente por las onerosas tasas de interés, mientras la calidad educativa se ha ido al suelo para mantener por siempre al alumno, porque el negocio tiene que seguir... mientras la deserción se incrementa.
Ese régimen, de clara factura neoliberal está jaqueado por los varios meses de pelea estudiantil, como jaqueada está la administración del presidente Piñera, que renuente a los reclamos estudiantiles está apelando a la represión abierta; mano dura que ha servido no para que el movimiento se debilite sino para todo lo contrario: el pueblo chileno ha hecho suya la demanda estudiantil y desde todos los flancos comienza a levantarse la bandera del referendum, de la asamblea constituyente y de los cambios en la carta magna que den paso a las reformas exigidas.
Chile, desde abajo, avanza así hacia el ensanchamiento de su democracia, pese a la grita de los momios de la derecha pinochetista. Chile está recontramovido; pero en todo ese país se acepta que ese terremoto social no hubiera tenido la misma magnitud de no ser por por la bellísima Camila Vallejo, estudiante de geografía de la Universidad de Chile que a sus 23 años ha sabido poner en claro, una y otra vez, la justeza de las demandas universitarias.
No hay un mitin o movilización donde no se haya escuchado su voz, no existe programa radial o televisivo donde no se haya enseñoreado con su prédica, como no hay red social en el cibereespacio que no se ocupe de ella, ensalzándola o denostándola.
Camila puede ser tranquilamente una reina de belleza, también una modelo A1, o quizá el rostro bonito de cualquier canal de televisión. Ella sin embargo ha optado por lo más dificil en una sociedad tan desigual como lo es la chilena: nadar contra la corriente, convertirse - para usar términos muy usados en el Perú- en una alumna antisistema, para liderar un potente movimiento social que está revitalizando la siempre actitud contestataria de los excluidos del sur, poniendo al tope el compromiso de la mujer chilena con su país y sus gentes.
Ante Camila la derecha pinochetista ha perdido los estribos. Le ofrecieron el oro y el moro, el cielo, para quebrarla. Ignoraban que la hermosa Camila estaba blindada: ella es una comunista de raza, sus padres también lo son, y su familia de igual manera. Ahora la quieren liquidar. ¡MUERTA LA PERRA, MUERTA LA RABIA! ha escrito una mano criminal en una de las redes de Internet. Esas mismas palabras las pronunció Pinochet mientras se bombardeaba La Moneda en setiembre de 1973 para desaparecer a Salvador Allende y se mataba inmisericordemente en las calles de Santiago.
La derecha ultramontana nunca aprende, ni en Chile ni en el Perú.Allende murió, miles de miles de chilenos cayeron en defensa de sus ideales, es decir , la CIA y Pinochet se salieron con la suya. ¿La primavera desapareció por eso? ¿La belleza se eclipsó definitivamente de Chile? ¿Se extinguió acaso el canto de Víctor Jara? El alzamiento de los estudiantes chilenos, la insurgencia de lideresas como Camila Vallejo demuestran que no, porque la primavera y la belleza están presentes en el mensaje humano, democratizador, de los jóvenes estudiantes, de sus padres, de los docentes y de las autoridades que se han sumado al movimiento, así como también, no lo negarán, en Camila Vallejo, la gran lideresa de esa insurrección.
Razón tenía Jara cuando cantaba: el sol morirá, morirá, y la noche vendrá, vendrá... pero ese mismo sol volverá y volverá, porque la noche finalmente se irá...
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